Medio físico
El relieve eslovaco es muy accidentado; tiene varias cadenas
montañosas pertenecientes a la cordillera de los Cárpatos y que
forman un arco que se extiende entre el Danubio y la frontera con
Polonia. La más occidental es la de los montes Beskides, cercanos
a la Moravia checa; al este de aquélla se encuentra el macizo de
Tatra, que cuenta con el punto más elevado del país, el pico
Gerlach, con 2.655 m. Al sur de las montañas aparece una llanura
que continúa en territorio húngaro.
El río más importante es el Danubio, que recorre la frontera sur
procedente de Austria para internarse después en territorio
húngaro, donde prosigue su camino hacia el mar Negro. Los
afluentes eslovacos del gran río proceden del macizo de Tatra, y
son el Váh, Hron e Ipel. El Morava, que marca la frontera con
Austria, también desemboca en el Danubio, al igual que el Tisza,
al que afluyen por el extremo oriental del país el Hornád y Slaná.
El clima es continental, con inviernos fríos en los que abundan
las nevadas y veranos calurosos y húmedos. Las temperaturas son
más bajas en las cumbres carpáticas, y las precipitaciones más
abundantes.
Población
El crecimiento vegetativo alcanza el 0,4%, tres décimas superior
al de la República Checa, lo que se explica por la mayor tasa de
natalidad. Esta diferencia de crecimiento estaba haciendo que la
población eslovaca aumentara su peso demográfico en la antigua
Checoslovaquia, a pesar de lo cual no superaba el 30% del total
en el momento de la escisión.
El nivel de desarrollo alcanzado en la educación y la sanidad es
inferior al de la República Checa, y la tasa de paro (en torno al
14%) cuadruplica a la de aquélla, a pesar de lo cual se optó
mayoritariamente por la separación.
Desde el punto de vista étnico predominan los eslovacos, que
pertenecen al grupo eslavo y son el 85% del total. En el sur hay
una minoría húngara que apenas supera el 10%. Hay también
pequeñas comunidades gitanas, polacas y ucranianas, resultado de
las migraciones y cambios políticos producidos en los siglos
pasados.
La población total supera los cinco millones de habitantes; en
una densidad de 109 h/km, el porcentaje de población urbana es
menor que el de la República Checa. La principal ciudad es
Bratislava, la capital, situada en la frontera con Austria y
cercana también a Hungría. Cuenta con 435.000 habitantes, casi el
doble que Kosice, la segunda ciudad del país, que se encuentra en
la ribera del río Hornad, en el este de Eslovaquia.
La lengua oficial es el eslovaco, muy similar al checo, aunque
las minorías de otras etnias conservan su lengua materna; la
religión mayoritaria es la católica, que tradicionalmente ha
tenido más influencia entre los eslovacos que en el resto de
territorios checos. Menos de un 20% está adscrito a confesiones
protestantes.
Economía
El sector primario tiene un peso más importante que en la
República Checa, y un predominio de cereales como el trigo, la
avena, el maíz o la cebada. Tras ellos destacan la remolacha
azucarera, el lúpulo, la patata, los viñedos y los frutales. En
las laderas de los Cárpatos abundan las praderas y pastizales, lo
que permite el sostenimiento de una importante cabaña bovina y
ovina. También es de mencionar la riqueza forestal que nutre la
industria maderera.
La industria se ha resentido tras la caída del bloque comunista,
en cuyo seno Eslovaquia conoció por primera vez en su historia un
gran desarrollo de la actividad productiva. En el siglo anterior,
cuando checos y eslovacos eran miembros del Imperio Austro-
Húngaro, Eslovaquia permaneció sin industrializar y como
territorio preferentemente agrario, mientras que los países
checos se convirtieron en la gran región industrial del Imperio.
Eslovaquia desarrolló durante el régimen comunista una potente
industria energética y armamentística que cumplía un importante
papel en el esquema económico del COMECON (Consejo de Asistencia
Mutua Económica) dirigido desde Moscú, pero que se ha revelado
tras la independencia como obsoleta y escasamente competitiva en
los mercados internacionales. Actualmente destaca la industria
siderometalúrgica, los astilleros y las factorías cementeras y de
material de construcción, así como las industrias transformadoras
de los productos agrícolas y forestales. En Bratislava hay un
gran complejo petroquímico abastecido por un oleoducto procedente
de la Unión Soviética. Los recursos minerales más importantes son
el carbón y el lignito, que se extraen en Kosice, Handlova y
Modry Kamen.
El comercio exterior con los países occidentales se ha
intensificado, aunque los principales intercambios se llevan a
cabo con los vecinos y antiguos aliados en el bloque comunista,
Polonia, Hungría y la República Checa, con los cuales se ha
establecido un tratado de libre comercio y se ha formado el Grupo
de Visegrad.
La moneda nacional es la corona eslovaca, cuyo valor es igual al
de la corona checa (aproximadamente 28 coronas por cada dólar
EEUU); la separación de las monedas tuvo lugar en 1993.
La red de carreteras y ferrocarriles es peor que la de la
República checa, aunque está en proceso de modernización. La
principal vía de comunicación es la autopista que une Bratislava
con las principales ciudades checas, Brno y Praga. La presencia
del Danubio posibilita el desarrollo de la navegación fluvial,
cuyos principales puertos son los de Bratislava y Komarno. El
principal aeropuerto es el de Bratislava, el único de carácter
internacional.
Administración y gobierno
Eslovaquia se ha configurado como una República parlamentaria en
la que el Presidente de la República es Jefe del Estado y tiene
funciones representativas, mientras que los poderes ejecutivos
recaen en el Primer Ministro y su gobierno, los cuales deben
contar con la confianza del Parlamento, formado por 150 miembros.
En el ámbito de las relaciones internacionales se ha producido un
acercamiento a las organizaciones occidentales, en las que
pretende integrarse el nuevo Estado. Es miembro del Consejo de
Europa y del Grupo de Visegrad, que agrupa a los miembros del
Acuerdo de Libre Comercio de Europa Central (Eslovaquia,
República Checa, Hungría y Polonia).
Historia
La historia de Eslovaquia ha estado siempre ligada a la de sus
vecinos checos, cuyo devenir histórico ha compartido; se divide
en cuatro etapas fundamentales desde el siglo XIII: la existencia
del Reino de Bohemia (hasta el siglo XVI), durante el cual
Eslovaquia perteneció al Reino de Hungría; la dinastía de los
Habsburgo y la unión al Imperio Austro-Húngaro (llegó hasta
principios del siglo XX); la Checoslovaquia democrática de
entreguerras, y el Estado comunista que surgió después de 1945.
La nota diferencial de Eslovaquia durante estos siglos ha sido su
mayor contacto con los magiares del sur, que penetraron en el
siglo X en lo que hoy es territorio eslovaco, y la preservación
de su identidad como pueblo fundamentalmente rural y campesino.
El proceso de separación de Eslovaquia y los países checos
comenzó tras la ruptura del bloque comunista. Las elecciones
checoslovacas de 1991 iban a renovar el Parlamento federal y los
de ambos territorios; en éstos se dieron resultados contrapuestos
con el triunfo de opciones antagónicas: la coalición ultraliberal
de Vaclav Klaus triunfó en las regiones checas, mientras que en
Eslovaquia lo hizo el HZDZ (Movimiento para una Eslovaquia
Democrática), cuyo líder, Vladimir Meciar, era un vehemente
partidario de la independencia eslovaca. En esas condiciones fue
imposible elegir un Presidente para la Asamblea Federal (Vaclav
Havel no obtuvo la mayoría necesaria), y se puso de manifiesto la
inviabilidad de la unión. Sin embargo, y a diferencia de lo
sucedido en otros territorios eslavos, las tensiones entre ambas
comunidades se resolvieron pacíficamente a través de un proceso
de negociación en el que se consiguieron acuerdos relativos a la
división del patrimonio federal y las fuerzas armadas, y al
régimen económico y monetario de transición. Se estableció un
calendario que finalizó el 1 de Enero de 1993, en el que
desapareció Checoslovaquia y nació la nueva República Eslovaca.
Los primeros años de Eslovaquia como país independiente han sido
difíciles debido a la debilidad de su economía (aportaba a
Checoslovaquia únicamente la cuarta parte del producto interior
bruto y un décimo del presupuesto federal). Se ha puesto en
marcha un proceso de reconversión industrial que ha exigido
grandes sacrificios a la población, encaminado sobre todo a la
transformación de las anticuadas fábricas de armamento. Al mismo
tiempo se han intentado atraer capitales extranjeros que permitan
la creación de nuevas industrias más productivas. Las tensiones
entre la minoría húngara y el resto de la población han sido
apaciguadas por la política conciliadora del Presidente Vladimir Meciar.
Arte y cultura
La capital de la nación, Bratislava, concentra la mayor parte del atractivo artístico y cultural de Eslovaquia. En ella se aprecia la mezcla de culturas que se ha producido desde hace siglos, con elementos urbanos propios de la tradición eslovaca autóctona y otros heredados de la época de dominio germánico y húngaro.
Destacan la catedral de San Martín, el ayuntamiento y el castillo que domina el Danubio
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